Intervenir con éxito. 1ª parte
Vamos con un tema del que nunca me cansaré de hablar. Y no porque sea un tema fácil o porque me guste regodearme en lo complicado, sino más bien porque es la etapa más compleja y turbulenta en la educación de un hijo/a. En números anteriores ya expuse las características del ciclo evolutivo de la adolescencia y algunas orientaciones al respecto. Con el ánimo de alentaros y motivaros en vuestra labor como padres y educadores os voy a precisar, en este número, 6 pautas acerca de lo que NO SE DEBE HACER CON LOS HIJOS, y especialmente con los adolescentes. En el siguiente número de este Boletín, os expondré 6 pautas acerca de lo que sí se debe hacer.
6 PAUTAS QUE HAN DE TRATAR DE EVITAR LOS PADRES (Lo que NO deben hacer)
1.- SOBREPROTEGERLOS
El mecanismo de la sobre – protección se desarrolla cuando el miedo o preocupación por parte de los padres (legítima) a que les ocurra algo a los hijos, les lleva a desarrollar comportamientos encaminados a evitar cualquier elemento que se piense que puede aproximarles a un problema. Aún siendo una preocupación legítima por parte de los padres, la connotación negativa viene cuando:
- Por miedo a que suceda algo fuera de casa, no se les deja salir, ir de excursión, viaje,... - Por miedo a que tenga problemas de tipo alimentario, se está constantemente pendiente de la comida. - Buscando que tenga buenos modales, se está constantemente corrigiéndole. - Por miedo a que suspendan, le ayudo o le hago los deberes...
Todas éstas y otras muchas conductas de sobreprotección conllevan unas secuelas a largo plazo que los padres, muchas veces, no llegan a creer o saber. Entre ellas destacan: No desarrollar la confianza en sí mismos ya que el control viene “desde fuera”. Se desarrolla más inseguridad y retraimiento. No ayuda a generar propias opiniones. Genera la idea de ser diferentes. No logran las metas o se esfuerzan por propio convencimiento. Pueden generar reacciones de enfrentamiento. Menos madurez y responsabilidad personal. Más vulnerabilidad ante los problemas.
2.- CASTIGARLO TODO
El castigo no siempre es efectivo, y si se repite con frecuencia pierde efectividad. Es mejor usar las CONSECUENCIAS ANUNCIADAS u otro tipo de estrategias más pedagógicas y reparadoras. ¿Cuándo castigar? A modo de orientación te comento algunas pautas: Mejor conductas que podamos presenciar y observar, y las conductas más importantes. Mejor de manera inmediata que demorada. Mejor un único castigo que varios acumulados. Mejor “borrón y cuenta nueva” al día o la semana. Mejor cumplirlo que quitarlo. Mejor proporcionado que desmesurado. Y... totalmente desaconsejado utilizar cualquier tipo de violencia en cualquier circunstancia.
3.- APARECER SIEMPRE DÉBILES ANTE LOS HIJOS
Es importante que los padres, educadores,... muestren una imagen de serenidad, fortaleza, capacidad de control, etc... Mostrarse débiles ante los hijos les da más fuerza y poder a ellos, en una etapa en que no saben utilizar, en muchos casos, este poder de modo saludable, lo cual les lleva a comportarse, en algunas ocasiones, de un modo tiránico.
Los chantajes emocionales del tipo: “Me siento defraudado/a...”; “Me haces sentirme frustrado/a...”; “Me siento decepcionada/o...”; “Me afecta tanto que pierdo la alegría”. “Me haces perder las ganas de vivir”. “Tú eres la causa de nuestras discusiones...” Como metodología para conseguir que cambie tu hijo/a la conducta, NO es saludable.
4.- PRETENDER QUE SEAN MADUROS
Muy a menudo oímos en consulta a los padres decir que lo que esperan de sus hijos adolescentes es: Que sea más responsable. Que muestre más interés. Que sea más maduro. Que se dé cuenta de...
Pero los padres no pueden olvidar que se va madurando y creciendo progresivamente; que se van adquiriendo las habilidades y destrezas poco a poco; que la madurez no se adquiere en un abrir y cerrar de ojos; que a la edad de la adolescencia se es inmaduro/a, todavía, para casi todo; que se es irresponsable en muchas conductas, etc... Y que NO se pueden saltar los pasos para llegar antes. Educar a tu hijo/as es como UNA “COMIDA COCINADA A FUEGO LENTO”, si la quieres hacer más rápido, se puede quemar.
5.- COMPARARLOS Y COMPARARNOS
Comparar o compararnos, en muchas ocasiones, es inevitable. Aún así, hay que intentar evitarlo, ya que conlleva unas consecuencias muy negativas. La comparación es el mecanismo que más atenta contra la autoestima del hijo/a o la propia del padre o madre. Este mecanismo nos lleva a pensar que somos más torpes que otros; a pensar que los hijos de los otros son mejores que los nuestros. Nos lleva a centrarnos en lo desgraciados que somos. En muchas ocasiones nos lleva a la conclusión que los demás sí que saben educar y nosotros no. O acabamos pensando que somos un desastre o que tu hijo/a es un desastre,... Todas esta conclusiones son perniciosas para tu autoestima y para la de tu hijo/a. Es por ello que hay que tratar de evitarlo. Tu hijo/a es único/a y como tal ha de ser tratado, y también tú. No compares a tus hijos con nadie.
6.- DESARROLLAR SENTIMIENTOS DE CULPA
A veces, los padres piensan que el comportamiento de los hijos es el resultado único y exclusivo de lo que los padres han hecho o han dejado de hacer. Pero hemos de saber que la educación de un hijo/a es el fruto de muchos factores: Personales, familiares, Sociales,... En muchas ocasiones los hijos/as se encargan de fomentar esos sentimientos de culpa haciendo comentarios del tipo: “La culpa es tuya”; “Si no fuera por vosotros, yo...”; “Si tú me dejaras, yo hubiera...”; “Los padres de mis amigos no son como vosotros”,... Hay que protegerse de estas acusaciones mostrando independencia emocional y no discutiendo con ellos, ya que estos comentarios implican una manipulación emocional por parte de ellos y hemos de saber situarla como tal.
Educar es complicado y difícil, y sobre todo en estas décadas últimas que nos está tocando vivir. No podemos desalentarnos, hay que leer, formarse, ir a escuelas de padres, a conferencias, etc... pero sobre todo has de lograr, como madre o padre, sentirte sereno/a porque lo estás haciendo lo mejor que sabes y puedes. La perfección es cosa de extraterrestres, los humanos hemos de aceptar el error y el acierto como parte de nuestra vida. ¡¡Mucho ánimo!! y a no decaer.